Bodegas Tritium destaca en la noticia de larioja.com sobre su excepcional labor que se desarrolla bajo tierra. Lee la noticia completa a continuación.
Javier Fernández y José Rubio recuperaron un calado del siglo XV para la crianza del vino de su bodega Tritium. Ahora avanzan en la recuperación de otro para ampliar sus posibilidades
El subsuelo de Cenicero simula un queso Gruyere. Hasta 316 calados están censados en la localidad, y en uno de ellos, hace ya más de una década que Javier Fernández y José Rubio dieron vida a su viejo anhelo de tener su propia bodega.
Esta pareja de emprendedores comenzó su andadura en un viejo calado que se puede datar entre los siglos XV y XVI. Recuperaron el recinto subterráneo y ahora, por allí, en una cueva que utilizan para la conservación del vino, pero no para su elaboración, pasan las 16.000-17.000 botellas que produce la bodega con la uva que recogen en las viñas tanto de Tricio como de Cenicero.
El calado le aporta al vino el reposo necesario y esa temperatura y humedad constante que, junto con la escasez de oxígeno, le permiten alcanzar su plenitud, primero en las barricas de madera nada fáciles de maniobrar por los angostos pasillos que dan acceso al calado. La estrechez es tal que durante mucho tiempo las barricas han llegado a la bodega para ser desmontadas antes de bajarlas al calado y una vez allí se volvían a montar.
El vino se 'movía' en odres que eran subidos a la superficie por los denominados, 'sacadores' unos trabajadores cuya labor ya ha desaparecido que subían y bajaban el líquido en pellejos de 60 o 120 litros.
El calado de Tritium se ha convertido también en un atractivo turístico importante. Tanto es así que el espíritu emprendedor de los propietarios de la bodega, y su afán por mantener vivo el patrimonio de la localidad, les ha llevado a adquirir otro calado contiguo que está en fase de recuperación y que pronto quedará abierto al público.
En ese nuevo espacio subterráneo habilitarán un recinto para que los visitantes puedan probar y catar las más de veinte referencias que ofrece la bodega, y en la que con vinos de todos los perfiles, tratan de conjugar la tradición y clasicismo que se respira en esos calados de hace cinco siglos, pero también de aportar un toque de innovación, como la que se observan en su Tritium 100% Garnacha, una variedad riojabajeña que también ha encontrado acomodo en el valle del Najerilla.
El espíritu de la terra sigillata de Tricio
Hubo un tiempo en el que la localidad riojana de Tricio, Tritium, fue una de las capitales alfareras del Imperio Romano, y es en Tricio donde la bodega –ubicada en Cenicero– tiene algunas de las viñas que la nutren de uva.
Para cerrar el círculo, Javier Fernández y José Rubio, crían sus vinos en los calados de Cenicero, previo paso –en algunos casos– por ánforas de barro similares a las que los romanos utilizaban para transportar el vino. Además, algunas de ellas, se sumergen en el Mediterráneo para que la salinidad del Mare Nostrum le aporte unos matices diferentes a los que le puede otorgar la bodega.
Fuente e imagen: https://www.larioja.com/degusta/tritium-pasado-romano-vino-20230617200358-nt.html